Arquitectura
De interés histórico-artístico
El conjunto arquitectónico responde al proyecto diseñado por el arquitecto Enric Sagnier i Vilavecchia (1858-1931), y finalizado posteriormente por su hijo Josep Maria Sagnier Vidal-Ribas.
Desde este punto de vista estrictamente arquitectónico, se trata de una obra genuinamente única, por su emplazamiento, su concepción y su desarrollo. El edificio se ajusta a los parámetros del estilo dominante desarrollado por el arquitecto en esta parte de su carrera profesional, con un planteamiento ecléctico y tendencia clasicista, a partir de fuentes de inspiración en arquitectura medieval, sobre todo románica y gótica.
La concepción general del templo tiene una reminiscencia de recinto fortificado, con la apertura de la fachada principal hacia la plaza y los gruesos muros que cierran el resto del perímetro. Se trata de dos partes claramente diferenciadas por la cripta inferior de líneas románicas contrapuestas a la verticalidad de los elementos góticos, con a la cúpula central y la imagen del Sagrado Corazón coronando la torre central.
El conjunto se presenta escalonado en calidad: piedra tosca y amarillenta de la cripta a modo de murallas culminadas con almenas y torreones. Piedra blanco-azulada del templo gótico, perfectamente escuadrada. Estatua de bronce dorado de Cristo, que muestra su amor redentor con los brazos en cruz, abrazando la ciudad.
En la portada de la Cripta (templo inferior), con rasgos del modernismo (1904-1909), se encuentran las esculturas de Eusebio Arnau: la Virgen de la Merced en el centro y Santiago y San Jorge a cada lado, con los símbolos de los evangelistas como capiteles.
Las tres escenas del mosaico interior central representan: la entrega de los terrenos a San Juan Bosco en la Basílica de la Merced, la Ermita como centro de la romería del Ram y un conjunto alegórico de ángeles que ofrecen el templo a la gloria de Dios. Se inauguró en 1941 y es obra de los talleres Bru.
A la derecha se sitúa la Capilla de la Adoración de la Eucaristía, centrada en una custodia original y la pintura al fresco de la Última Cena, obra de Miquel Farré (1947-1949).
La ermita construida en 1886 interesa por dos conceptos: señala que en aquel punto preciso culminaba la montaña antes de cualquier construcción (518 metros sobre el nivel del mar), y que desde dicho año había sido dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. La primera pieddra de la gran construcción tuvo que esperar dieciséis años y medio, y el inicio de la construcción propiamente dicha dieciocho años.
En el interior de la Basílica (templo superior), con la luz matizada por afiligranadas vidrieras, destaca el gran Crucifijo, casi estilizado en planos, obra de Joan Puigdollers y, a cierta altura, sobre el coro provisto de un gran órgano de tubos, los escudos de las naciones hispanas.
En la fachada de la Basílica destaca, en la piedra clave de la puerta central, la imagen de San Miguel (la nueva puerta del Ángel), obra de Arnau y, sobre las puertas laterales, Santa Teresa de Jesús –con birrete de doctora– y Santa Margarita María Alacoque. En el triángulo superior, se encuentra una escultura de San Juan Bosco.
Tras subir con el ascensor a la terraza, pueden contemplarse alrededor los doce Apóstoles, realizados en grandes estatuas de piedra por José Miret, autor también de la gran imagen de bronce del Corazón de Jesús que corona toda la construcción.
Desde la terraza y, mejor, desde el balcón a los pies de la gran imagen de bronce, se ve muy bien toda la panorámica de la ciudad de Barcelona y el Vallés.